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Boletín Sobre Eficiencia Energética en el Transporte Carretero

SV-74, diciembre 28 de 2019

Conducción Eficiente y Gestión de Flotas: herramientas para la reducción de emisiones GEI y la competitividad logística

La gestión moderna con nuevas tecnologías y la tradicional formación profesional permiten un abordaje integral y efectivo para la problemática ambiental y la mejora en la rentabilidad del sector transporte. 


Sabemos desde hace muchas décadas que el consumo de combustible de un vehículo con un motor de combustión interna depende fuertemente del estilo conductivo que practica quien lo conduce.

Existe suficiente estadística en el mundo sobre las empresas de transporte, tanto en la actividad de cargas como de personas, acerca del resultado en el consumo de combustible según la mayor o menor adhesión en la práctica de un estilo de conducción eficiente (CE).

Hay un rango importante en los ahorros que se reportan por el cambio de estilo conductivo, luego de implementar programas de formación de conductores, que incluyen formación continua y las cada vez más extendidas prácticas de gestión de flotas, mediante equipamientos de última generación y telemetría.

Puede constatarse que aún en las flotas de vehículos modernos de alta eficiencia, los promedios de ahorro por cambio de estilo conductivo se sitúan en promedios del 5 al 8%. 

Los promedios generales anuales de ahorro luego de la formación específica de los conductores oscilan entre el 11 y el 13%.

Cabe señalar que en los cursos de formación de CE, independientemente si se trata de camiones u ómnibus, los participantes (usualmente diez) producen ahorros promedio del 13 al 16%.

Normalmente la “dispersión” de la reducción del consumo kilométrico es muy grande. Algunos conductores tienen un estilo que se aproxima mucho más que otros al correcto. En esos casos las reducciones son menores al 10% y en los otros casos oscilan entre el 20 y el 25%.

Hemos comprobado experimentalmente con equipamiento a bordo que en la forma en que se acelera (la presión sobre el acelerador) puede obtenerse hasta un 12% de ahorro respecto de la forma incorrecta de hacerlo (ver Boletín SV-03)

El ahorro potencial que existe por cambio de estilo conductivo, para lo cual sólo se requiere acciones de formación y de adecuada gestión de flota, ha comenzado a interesar a los Organismos de Gobierno que atienden a la problemática ambiental, como de los grandes dadores de carga, cuyas acciones de eficiencia en el campo industrial casi han agotado las posibilidades de mejoras, compatibles con los costos asociados.

También los grupos logísticos que contratan tracción observan las posibilidades que existen para sumarse a iniciativas ambientales acorde a su responsabilidad empresaria, como también en la mejora de la rentabilidad global.

Hay que considerar que los ahorros de combustible y de emisiones que pueden obtenerse con el cambio de estilo conductivo es, económicamente hablando, una parte menor del total de beneficios que dicho cambio reporta. (Ver más detalles aquí)

Se verifica que el estilo de la CE reduce los desgastes mecánicos (frenos, neumáticos, caja de cambios, motor, etc.) por lo cual se reducen los costos del mantenimiento mecánico. 

Los estándares que se registran en diverso países de la Unión Europea muestran que en promedio por cada punto de ahorro en el combustible se reduce un punto y medio el costo de mantenimiento.

A esto se agregan las ventajas en la mejora de la seguridad vial y por ende la reducción de siniestros y correspondiente impacto en el costo de seguros.

No es menor la influencia que el cambio de estilo tiene sobre la salud del conductor, que reduce notablemente la tensión nerviosa y su actividad física, principalmente con cajas manuales y por el uso del freno.

La combustión óptima de un litro de gasoil genera 2,68 Kgr de CO2. Cada empresario del transporte o dador de carga puede rápidamente calcular lo que implica un ahorro promedio anual del 10%.

Podemos por conocimiento propio dar un ejemplo para el caso de una empresa mediana del transporte urbano de personas en la Ciudad de Buenos Aires, con un consumo anual de aproximadamente 4,2 millones de litros, se dejarían de emitir más de mil toneladas de CO2, y sólo en combustible se ahorrarían cerca de medio millón de dólares.

“Sería fantástico” que los conductores de esa empresa obtengan premios equivalentes a esa suma por su comportamiento, que la empresa mejore su rentabilidad por el ahorro en el mantenimiento mecánico, que es muy superior a dicha suma, y que la sociedad en su conjunto se beneficie por la mejora en el medio ambiente.

Queremos finalizar el 2019 con estas reflexiones, un complicado y complejo 2019, preludio de un desafiante 2020, que independientemente de las dificultades o venturas que pueda depararnos, al menos en el aspecto del denominado cambio climático, nos compromete en la responsabilidad que cada cual ejerce.



La formación de sus conductores en el estilo de la Conducción Eficiente no es un gasto, es una inversión que se recupera muy rápidamente.

Sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan . . . No formarlos y que se queden.  (Henry Ford)



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